ORTOPEDIA INFANTIL

TUMORES ÓSEOS BENIGNOS

Las lesiones óseas benignas y los procesos pseudo tumorales son más frecuentes en los niños que los tumores malignos y pueden aparecer a cualquier edad. Los más frecuentes son: el osteocondroma,  el condroblastoma, las osteopatías gigantocelulares (el fibroma no osificante o defecto fibroso metafisario, el quiste óseo simple, el quiste óseo aneurismático, la displasia fibrosa etc.) el osteoma osteoide, el granuloma eosinófilo.

El osteocondroma (exóstosis) es uno de los tumores óseos benignos más frecuente en niños. Aparece en la metáfisis de los huesos largos: tercio distal del fémur, tercio proximal de la tibia y tercio proximal del húmero, principalmente. La mayor parte de estas lesiones se diagnostica entre los 7 y los 15 años de edad, al advertirse una masa ósea no dolorosa. Radiológicamente, tienen el aspecto de tallos (pediculados) o proyecciones de base ancha originada en la superficie del hueso (sésiles). Se efectúa la resección quirúrgica cuando causan síntomas. Más infrecuente es la exóstosis hereditaria múltiple, en la que aparecen numerosos osteocondromas, que pueden originar alteraciones del desarrollo óseo y deformidad de miembros.

El condroblastoma es una lesión poco frecuente, localizada en la epífisis de los huesos largos (epifisario). Suele diagnosticarse en la segunda década de la vida al aparecer dolores en la articulación adyacente. Radiológicamente, se observa una imagen de radio transparencia bien delimitada en la epífisis o la apófisis del hueso afecto. La lesión se trata mediante curetaje e injerto óseo antes de que afecte a la articulación. Suele recidivar con frecuencia.

Los fibromas (fibroma no osificante o defecto fibroso metafisario) son lesiones fibrosas del hueso, probablemente debidas a un defecto de osificación y suelen ser sintomáticas, encontrándose casualmente en estudios radiológicos por otros procesos. Pueden llegar a producir fracturas patológicas, por lo que se recomienda su extirpación y colocación de un injerto en las lesiones extensas.

El quiste óseo simple o unicameral es una lesión única cuya localización más frecuente es el extremo proximal del húmero. Cavidad unicameral llena de líquido claro o sanguinolento, revestida por una membrana de espesor variable, constituida por un tejido conectivo vascular laxo. Frecuente en niños y adolescentes, en metáfisis de huesos largos (proximal de húmero y fémur), diáfisis de fémur y parte proximal de tibia. Clínica: es asintomática, a veces molestia en el área afectada; suele descubrirse ante un examen radiográfico por otro motivo, o ante una fractura patológica, que es la forma más frecuente. Rx : Cavidad metafisaria, uni quística redonda u ovalada, bien delimitada, radiolúcida, no hay reacción perióstica, localizada centralmente, expandiendo y adelgazando la cortical; a medida que crece el hueso largo, el quiste se aleja de la placa epifisaria y se encuentra en la diáfisis a distancias variables. Tratamiento: si hay fractura y el tumor es pequeño, la consolidación cura el tumor; si el tumor es de mayor tamaño se hace curetaje más injertos óseos.

El quiste óseo aneurismático es una lesión reactiva del hueso. El fémur, la tibia y las vértebras son los huesos más comúnmente afectados, y la lesión consiste en espacios cavernosos ocupados por sangre y restos sólidos. Radiológicamente, aparece como una destrucción lítica excéntrica. El tratamiento consiste en curetaje o extirpación; pueden aparecer recidivas, especialmente en los niños de corta edad.

La displasia fibrosa es una anomalía del desarrollo causada por la sustitución del hueso esponjoso por materia fibrosa. Las lesiones pueden ser solitarias o multifocales, estables o progresivas. La tríada: lesiones multifocales, pubertad precoz y pigmentación cutánea es el síndrome de Albright. Puede haber desigualdad de la longitud de los miembros, incurvación de la tibia y fracturas patológicas.  Ocasionalmente, son precisas técnicas reconstructivas para permitir la estabilidad del paciente.

El osteoma osteoide es un tumor de pequeño tamaño; la mayoría son diagnosticados entre los 5 y los 20 años de edad. Provoca un dolor progresivo, de predominio nocturno. Sus localizaciones prevalentes son el tercio proximal del fémur y de la tibia, y radiológicamente aparecen como una transparencia redonda u ovalada rodeada de hueso esclerótico. Los pacientes con dolor intenso precisan la extirpación del tumor.

El granuloma eosinófilo es la forma monostótica de la histiocitosis de células de Langerhans y, como tal, es una lesión paraneoplásica. Suele aparecer durante las primeras décadas de la vida y es más frecuente en varones entre los 5 y los 10 años. El cráneo es la localización más habitual, aunque puede aparecer en cualquier hueso. Las lesiones vertebrales pueden provocar dolor, rigidez y, en ocasiones, síntomas neurológicos. Las lesiones son radiotransparentes, con bordes generalmente bien definidos y con neoformación perióstica. Debe efectuarse una biopsia para precisar el diagnóstico hay que efectuar siempre un estudio de todo el esqueleto (preferentemente mediante centellograma) para descartar las formas poliostóticas, y debe investigarse la posible existencia de afectación visceral. Si el tamaño y la localización de la lesión lo requieren, puede efectuarse curetaje con o sin injerto óseo.

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