ORTOPEDIA INFANTIL

DOLOR DE ESPALDAS EN NIÑOS

Son muchos los motivos por los que los niños padecen dolor de espalda. Según trabajos científicos, antes de los 15 años, el 50,9 por ciento de los niños y el 69,3 por ciento de las niñas ya han padecido dolor de espalda alguna vez. Cerca del 30% presenta dolor a esta edad juvenil, aun cuando sólo el 8% de los pacientes afectados busca atención médica.

Es un error pensar que este dolor es similar en el niño que en el adulto. En el niño pequeño la presencia de dolor debe hacernos pensar en causas específicas y potencialmente graves.

En el adulto, la frecuencia de dolor de espalda banal supera enormemente a la patología grave, pero en el niño la incidencia de problemas graves, como causa subyacente al dolor, aumenta de forma inversamente proporcional a la edad. En este sentido, parece que mientras que en pacientes menores de 10 años son relativamente más frecuentes las causas específicas de dolor de espalda, como tumores o infecciones, en los mayores de 10 años la relación entre dolor no específico y específico se parece más a la que se da en la edad adulta. Por todo ello, el dolor de espalda en el niño precisa una atención especial, obligando a realizar una detallada historia clínica.

En el dolor mecánico no específico no se encuentra un hecho patológico al que atribuir el dolor, aunque esto no quiere decir que no exista. En la gran mayoría de los casos (90%) no somos capaces de identificar una patología que provoque el dolor. Dentro de este grupo numerosos estudios han encontrado relación entre el dolor de espalda y algunos factores, aunque sin poder establecer relaciones de causalidad: el sexo femenino, una edad cercana a la adolescencia, la existencia de antecedentes familiares, el padecimiento de otros dolores, el uso de mochilas o carteras con pesos superiores al 10% del propio peso del escolar, los hábitos posturales erróneos, la práctica de deportes de competición o muy intensos, el sedentarismo, estar un elevado número de horas sentado delante de la televisión, computadora o videojuegos, así como una inadecuada ergonomía del mobiliario escolar o doméstico. Un ambiente familiar o escolar conflictivo o trastornos de depresión, ansiedad, tristeza o baja autoestima pueden cronificar del proceso. Para evitar el dolor de espalda, lo ideal es prevenirlo cuanto antes, desde la más temprana edad, educando a nuestros hijos en hábitos adecuados para la salud de la espalda.

En el dolor mecánico específico existe un hecho patológico que se corresponde con el dolor, la actuación sobre él debe solucionar el problema. Existen múltiples procesos que pueden ocasionar un dolor de características mecánicas durante la infancia y adolescencia pero mientras que en algunos de
ellos la correlación clínico-radiológica es indiscutible, no pasa lo mismo en otros. En este grupo podemos encuadrar las siguientes categorías: Espondilolisis, Espondilolistesis, Cifosis del adolescente o enfermedad de Scheuerman, algunas Escoliosis, hernias de disco (infrecuentes) y traumatismos.

El dolor no mecánico, se trata de un dolor de características distintas al mecánico, que incluye el dolor inflamatorio, característico de las enfermedades reumáticas e infecciosas y del dolor neoplásico. Dentro del dolor no mecánico, el dolor inflamatorio tiene características propias, tales como el empeoramiento con el reposo y la mejoraría o incluso desaparición con la actividad. De ello deriva que, los enfermos que lopadecen refieran que se levantan mal por la mañana y que mejoran a lo largo del día con el aumento de la actividad.

También, se habla de un dolor neoplásico  que, característicamente, es independiente del reposo o la actividad y se exacerba de noche, no sólo dificultando el descanso nocturno sino incluso llegando a despertar al niño una vez conciliado el sueño.
Las causa: Procesos reumáticos, infecciones (Espondilodiscitis), tumores, etc.

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